Romanos 12:4-5 Pues así
como cada uno de nosotros tiene un solo cuerpo con muchos miembros, y no todos estos miembros desempeñan la misma función, también
nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás.
Como
iglesia, somos un solo cuerpo, y como tal, tenemos
enemigos que nos pueden dañar y hasta matar. Estos son:
Ignorancia, puede ser ignorancia religiosa ya
que muchos conocen muy poco o casi nada acerca de la Palabra de Dios y se dejan llevar por las mentiras de los horóscopos o la New
Age. También la ignorancia voluntaria, al rehusarse a escuchar a Dios y a
seguir Sus mandamientos; rehusarse a conocerlo más nos impide entender que una
vida sin Dios no tiene sentido. Mientras no
nos involucremos en el conocimiento de Dios menos podremos saber Su voluntad. Viviremos practicando
una religión, un ritual, una costumbre cultural en lugar de vivir la vida que Dios quiere para cada uno, y
estaremos retrasando Su propósito para nosotros en la Tierra.
Oseas 4:6 pues por falta de
conocimiento mi pueblo ha sido destruido. Puesto que rechazaste el
conocimiento, yo también te rechazo como mi sacerdote. Ya que te olvidaste de la ley de tu Dios, yo también
me olvidaré de tus hijos.
Incredulidad, Juan 8:24 Por eso les he dicho que morirán en sus pecados,
pues si no creen que yo soy el que afirmo ser en sus
pecados morirán. Satanás puede cegar a las personas con mentiras para que se
pierdan.
La incredulidad
puede parar a la iglesia de seguir adelante, afectándonos de las siguientes
maneras:
·
Podemos conocer la Palabra de Dios pero no creer
en ella. Es decir que no confiamos en el poder de Dios.
·
Podemos NO creer que Dios tenga un plan para
salvar al mundo. Es decir que no creemos en lo que
hizo Jesucristo para darnos la salvación.
·
Podemos creer que a Dios NO le interesa como nos
presentamos a Él, ni nuestra adoración. Es decir que negamos el amor y la omnipresencia de Dios.
·
Podemos creer que a Dios NO le interesa cuan
entregados estamos a Su obra. Es decir que no
creemos en Su misericordia ni Su gracia.
La incredulidad
nos puede afectar de estas formas, haciéndonos dudar de nuestra fe y confianza
en Dios pero la verdad es que nada ni nadie
nos separara de Su amor.
Apatía, dejadez, indolencia, falta de
vigor o energía, falta de pasión, es decir, tibios, sin carácter ni definición,
ni fríos ni calientes.
Apocalipsis 3:15-16 Conozco
tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro! Por
tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi
boca.
La apatía
tiene varios efectos en nuestra vida:
·
Somos tibios en la iglesia, sin compromiso, sin prioridades, sin pasión.
·
Somos tibios sobre ganar a los perdidos, compartir el Evangelio de Salvación con quienes no
conocen a Cristo.
·
Somos tibios respecto a la santidad, tomamos con liviandad los mandamientos, alejados
de los principios de Dios, sin respeto a Su Espíritu Santo que mora en
nosotros.
·
Somos tibios para los frutos del Espíritu. Gálatas 5:22-23 el
fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad,
humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. Cuando NO buscamos
crecer espiritualmente sino que nos acomodamos a solo asistir a la iglesia un
día a la semana, no pretendemos desarrollar esos frutos en nuestra vida.
Pecado, les
pasa a quienes NO SABEN, NO CREEN y NO LES IMPORTA. Es decir, es la consecuencia de la acción de los 3 enemigos
anteriores.
¿Cómo podemos seguir siendo la iglesia del Señor?
Hebreos 12:1-2 Por tanto, también nosotros, que
estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial
del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por
delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra
fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la
vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de
Dios.
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