Tu maldad te castigará, no Dios.
Nuestra nación pasa por momentos difíciles, problemas económicos, sociales y humanos. Dios, en Su Palabra nos da una solución para terminar con la desolación. Volvernos a Dios en arrepentimiento.
Joel 2: 16-18 Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios? Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo.
Es nuestro deber amar apasionadamente a nuestro Dios, el amor nos hará pensar varias veces antes de caer en pecados absurdos que pueden traernos consecuencias nefastas en nuestras vidas, e inclusive dañar a otras personas. Además, el corazón de Dios, se agrada con un pueblo que incesantemente está buscando relacionarse con El.
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