Haz tesoros en el mundo espiritual para que cambie el terrenal. Estamos sentados espiritualmente junto a Cristo, en lugares de autoridad. Tenemos que entrar a esos lugares a ganar batallas en el Reino de Dios. Si vivimos como hijos de Dios pero con los sentidos entorpecidos, estamos dando lugar al diablo a que haga lo que quiera con nosotros.
Lucas 10:39 María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía
su palabra. 40 pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose,
dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues,
que me ayude. 41 respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada
está con muchas cosas. 42 pero solo una cosa es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.
La adoración es hablar, adorar, entregarse a Dios por medio de un corazón contrito y humillado. Aunque el mundo cambie, los hijos de Dios deben fortalecerse en la fe y declarar con nuestra boca la Palabra de vida para tener vida.
La estima se afecta con la condenación. Cuando recibes el amor de
Dios, que no te condena, te sientes amado y puedes amar a tu prójimo hasta a
tus perseguidores.
Gloria postrera es lo que viene. Escuchas a Dios, entonces actúas
con fe y te vuelves inteligente y estratégico para actuar.
La fe correcta te da una perspectiva correcta. Los puntos de
vista del mundo son muchos. Nuestras acciones son producto de nuestras
perspectivas.
Un principio es una verdad fundamental que da dirección a nuestro accionar, todo valor es un comportamiento que surge de un principio, en nuestro caso, bíblico. La perspectiva depende de las creencias, la palabra de Dios, una sana doctrina. Creo, veo, recibo. Lo que creo determina lo que veo, mi perspectiva. Y lo que veo determino lo que recibo. Si mi visión es buena o mala, eso recibo.
Mentalidad de gratitud, La vida y todo lo que lleva no es un derecho sino una bendición, una gracia, un don de Dios. Tener una mentalidad agradecida, a veces es la única forma de cambiar la perspectiva, es pasar por dificultades que Dios permite para ese mismo fin.
Mentalidad de apropiación, es querer arrebatar a otros lo que no
es tuyo pero quieres tenerlo para ti. Quiere decir que no confías en que Dios
puede bendecirte. Dios tiene cosas a tu nombre, que ya son tuyas, no tienes que
apropiarte de lo que no es tuyo, tienes que tener fe y formarte para
recibirlas. Es fruto de la envidia e inseguridad.
Mentalidad egoísta, es ver lo que pasa alrededor, no interesarse, sino estar cómodo sin ayudar a nadie. La manera más alta de egoísmo
de una persona es excluir a Dios de su vida. Quienes viven a su manera sin
tomar en cuenta a Dios. Debemos tomar decisiones basadas en la Palabra de Dios,
pues somos consecuencia de nuestras decisiones y falta de gestión.
Para construir, necesitas hablar el mismo idioma. Como en la
torre de Babel, no pueden estar juntos si no están de acuerdo. No hemos
incluido a Dios en nuestros proyectos, aunque cuando Dios está en tu hogar es como un imán
para la bendición, incluido en la vida en toda cosa. No incluya a Dios como un
invitado a quien se olvida cuando ya tienes su favor, sino que sea permanente.
Mentalidad de compartir, es la mentalidad de Jesús, hacer algo
para ayudar a otros a pesar de ti, de perder algo de lo tuyo. De lo que
recibimos, damos.
Mentalidad de mesonero, lo que es mío pero no es mío, lo manejaré
bien. El que es fiel en lo poco lo es en lo mucho. Aprender a dar es un hábito
que se aprende. Cuando conoces a Cristo que es el ejemplo mayor de dar,
comienzas comprometiendo lo que tienes. Dios nunca rechaza vidas pero sí
ofrendas, como rechazó a Caín. Cada uno dé porque Dios nos dio capacidad de
dar. Lo que das sale del corazón no es para quitarte, sino para multiplicarte y
bendecirte. El dar es la llave para recibir. No es la cantidad sino la acción
de honrar a Dios con lo que recibo.
2 Timoteo 1:11 del cual yo fui constituido predicador, apóstol y
maestro de los gentiles. 12 por lo cual asimismo padezco esto, pero no me
avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para
guardar mi depósito para aquel día.
Recibió bendición de otros y del Señor para que tenga
misericordia de nuestras cosas, cerca del Señor.
Tomado de la predicación del P. Roberto Dávila del 02/08/20
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