viernes, 18 de abril de 2014

TU VIDA Y TU OFRENDA – P. Roberto Dávila

Génesis 4:1-8 El hombre se unió a su mujer Eva, y ella concibió y dio a luz a Caín. Y dijo: « ¡Con la ayuda del SEÑOR, he tenido un hijo varón!» Después dio a luz a Abel, hermano de Caín. Abel se dedicó a pastorear ovejas, mientras que Caín se dedicó a trabajar la tierra. Tiempo después, Caín presentó al SEÑOR una ofrenda del fruto de la tierra. Abel también presentó al SEÑOR lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el SEÑOR miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se enfureció y andaba cabizbajo.  Entonces el SEÑOR le dijo: «¿Por qué estás tan enojado?. ¿Por qué andas cabizbajo?.  Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo.»  Caín habló con su hermano Abel. Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo mató.

Delante de Dios está presente nuestra vida y nuestra ofrenda. Por mucho que le demos a Dios, lo que lo conmueve es nuestra vida, no podemos comprar a Dios con una ofrenda cuando nuestra vida ha sido incorrecta. Cuando nuestra vida es agradable a Dios, entonces nuestra ofrenda es agradable a Dios. Por eso, la Palabra aconseja que si recordamos que tenemos algo malo con nuestro hermano dejemos nuestra ofrenda y primero nos arreglemos con nuestro hermano. A Dios no le impresiona la cantidad sino nuestro corazón. Si tu corazón no está bien, nuestra ofrenda no dará el fruto esperado.

Dios no quiere que nos presentemos con una actitud arrogante. Se ensañó Caín de gran manera en lugar de buscar ayuda para saber cómo agradar a Dios. Cuando la Palabra de Dios no se cumple en nuestra vida y no podemos ver sus bendiciones es porque nuestro sistema de vida no está bien pues el sistema de Dios es la absoluta verdad. Cuando el favor de Dios está sobre alguien, no importa lo que pase alrededor, Dios le prospera. Si el favor de Dios está con nosotros, Dios nos prosperará aunque nuestro sueldo sea menor. Lo aconsejable es asociarnos con personas que nos ayuden a ver y percibir la gloria de Dios. Asegurémonos que Dios está con nosotros. Dios mira nuestro corazón.

Hebreos 11:4 Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía.

Nuestra fe queda evidenciada por nuestras obras. El más excelente sacrificio son las cosas que se hacen bien y no mediocremente.

Primicia, es el primer fruto de la cosecha, una promesa por venir. Podemos demostrar nuestra fe separando nuestra primicia para cada año.

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