sábado, 15 de abril de 2017

DIOS NO TE PIDE GANAR... SINO ESTAR FIRME

Muchas veces, la vida se nos presenta como un sin número de batallas que debemos librar diariamente, como una constante siembra y cosecha que debemos cuidar con atención. Cuando sembramos, nuestra actitud es diferente a la actitud que tenemos cuando vamos a cosechar. Al cosechar, estamos alegres sabiendo que obtendremos el fruto de nuestro esfuerzo, nuestra larga espera se verá materializada prontamente; pero a veces, diferentes factores pueden echar a perder la cosecha que esperábamos.

Mala tierra: la semilla necesita que la tierra sea fértil. La semilla es el potencial de cada uno, que conjuntamente con la tierra producen una descomposición, la muerte de la semilla... lo que permite un renacer, conseguir una nueva creación.

Cansancio: superar el cansancio es un proceso que toma cierto tiempo, y por eso lo postergamos al máximo, pues nos apremiamos a nosotros mismos por los afanes de este mundo. Pero exceder el cansancio nos vuelve por demás ineficientes.

Suponga que ha pasado cortando madera todo el día y afanado por terminar, olvidó afilar su sierra oportunamente, por lo que el trabajo se ha hecho más difícil y más demorado... si hubiese tomado el tiempo para afilar su sierra, estaría menos cansado y su trabajo hubiese sido más eficiente.

Es necesario renovar las fuerzas para superar el cansancio y entonces no desmayar a medio camino. Y entonces ¿cómo renovamos nuestras fuerzas?

1. Fortalécete en el Señor, confía en El
1 Samuel 30:6 Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.
Creer es muy diferente a confiar. Creer en Dios es el primer paso, confiar en El es descansar en Su voluntad, convencidos de que El cumplirá Sus propósitos en nosotros.

2. Aférrate a una promesa de Dios
2 Timoteo 3:16-17 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
Consultar a Dios y exponerse a Su Palabra, nos permite saber en que nivel estamos, no podemos volar si antes no corremos, ni correr si antes no caminamos. Queremos recibir de Dios todo, pero aún somos débiles e infieles en nuestras obras. No podemos ni caminar con lo que Dios nos dio y ya queremos recibir más. Primero debemos estar fuertes.

3. Ten fe
Marcos 5: 24-28 Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban. Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.
A pesar de su debilidad, la mujer se fortaleció en su fe, lo suficiente para acercarse a Jesús, por encima de sus circunstancias y conseguir el milagro que requería para su cuerpo y Dios le concedió la salvación de su alma.

4. Vístete de la armadura de Dios
Efesios 6:11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Efesios 6:14-18 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.
Dios no nos pide ganar, sino estar firmes.

Tomado de la predicación del Pastor Roberto Dávila del 5/12/17

No hay comentarios:

Publicar un comentario