Éxodo
19:5-6 Si ahora ustedes me son del todo obedientes,
y cumplen mi pacto, serán mi
propiedad exclusiva entre todas las naciones. Aunque toda la tierra me
pertenece, ustedes serán para mí un
reino de sacerdotes y una nación santa.”
Ese es lo concepto que tiene Dios de su
pueblo, aun sabiendo todos los errores y pecados que cometerían y las veces
innumerables que negarían y dudarían de Su amor y Su poder.
Efesios
1:4 Dios
nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos
y sin mancha delante de él. En amor
nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo,
según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia,
que nos concedió en su Amado.
Dios entrego a quien más amaba para la
salvación de nuestras vidas, a Su propio Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Eso
demuestra que Dios nos tiene en gran estima y valor.
Nada
ni nadie nos separará del amor de Dios
Es necesario que cada uno de nosotros
reconozcamos la manera en que Dios nos mira, con amor eterno, profundo y
misericordioso, porque somos valiosos para El. Por lo tanto, cada uno debemos
permitirle sanar nuestro propia estima recordando que no existe nada ni nadie
que pueda separarnos de la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo ni
tampoco apartarnos del amor infinito de Dios, nuestro Padre Celestial que nos
mira como Sus hijos.
No confiar en el amor de Dios, nos separa
de Él, aunque Dios no quiera separarse de nosotros, nosotros nos alejamos de Él
porque nos sentimos indignos o porque pensamos que no necesitamos de Dios y no
le permitimos que actúe en nuestra vida, pero la verdad es que Él nos sigue
viendo con amor y no aparta ni un momento Su mirada de nosotros porque nos ama
y somos importantes para Él y Su voluntad es que guardemos sus mandamientos
para no caer en errores cuyas consecuencias nos destruyan.
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