Efesios
3:20-21 Al que puede hacer muchísimo más que todo
lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros,
¡a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones,
por los siglos de los siglos! Amén.
Dios usa las cosas que no entendemos para
bendecirnos.
2
Samuel 9:1-13 El rey David averiguó si había
alguien de la familia de Saúl a quien pudiera beneficiar en memoria de Jonatán
(…) —¿No queda nadie de la familia de Saúl a quien yo pueda beneficiar en el nombre
de Dios? —volvió a preguntar el rey.
—Sí, Su Majestad. Todavía le queda a
Jonatán un hijo que está tullido de ambos pies —le respondió Siba. (…) Entonces
el rey David mandó a buscarlo a casa de Maquir hijo de Amiel, en Lo Debar. Cuando Mefiboset, que era hijo de Jonatán
y nieto de Saúl, estuvo en presencia de David, se inclinó ante él rostro en
tierra. (…) —No temas, pues en
memoria de tu padre Jonatán he decidido beneficiarte. Voy a devolverte todas
las tierras que pertenecían a tu abuelo Saúl, y de ahora en adelante te
sentarás a mi mesa. Mefiboset se inclinó y dijo: — ¿Y quién es este siervo suyo, para
que Su Majestad se fije en él? ¡Si no valgo más que un *perro muerto! Pero
David llamó a Siba, el administrador de Saúl, y le dijo: (…) Te ordeno que
cultives para él la tierra y guardes la cosecha para el sustento de su casa.
Que te ayuden tus quince hijos y tus veinte criados. En cuanto al nieto de tu
amo, siempre comerá en mi mesa.
A partir de ese día Mefiboset se sentó a la
mesa de David como uno más de los hijos del rey. (…) Tullido de ambos pies, Mefiboset
vivía en Jerusalén, pues siempre se sentaba a la mesa del rey.
A pesar de que Mefiboset vivía en un
basurero que era Lo Debar, la misericordia de Dios alcanzó su vida y por Su
gracia, lo llevó a comer en la mesa real, a restituir lo que le había sido
quitado por herencia como hijo de un rey.
Debemos creer en que Dios quiere
bendecirnos porque El nos ve como hijos suyos y no podemos bajarnos de ese
puesto porque pago un precio muy alto por nuestras vidas, la vida de Su propio Hijo, Jesucristo. Por lo tanto, gracias a eso somos reconciliados y hecho hijos
de Dios y es nuestra responsabilidad considerarnos siempre hijos de Dios. El
quiere sentarnos en la mesa, tomando la posición que nos designó.
Lucas
15:11-24 Un hombre tenía dos hijos. El menor de
ellos le dijo a su padre: “Papá, dame lo que me toca de la herencia.” Así que
el padre repartió sus bienes entre los dos. Poco después el hijo menor
juntó todo lo que tenía y se fue a un país lejano; allí vivió desenfrenadamente
y derrochó su herencia. Cuando ya lo había gastado todo, sobrevino una gran
escasez en la región, y él comenzó a pasar necesidad. Así que fue y consiguió
empleo con un ciudadano de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar
cerdos. Tanta hambre tenía que hubiera querido llenarse el estómago con la
comida que daban a los cerdos, pero aun así nadie le daba nada. Por fin
recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra,
y yo aquí me muero de hambre! Tengo
que volver a mi padre y decirle: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti.
Ya no merezco que se me llame tu hijo; trátame como si fuera uno de tus
jornaleros.” Así que emprendió el viaje y se fue a su padre. Todavía estaba
lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su
encuentro, lo abrazó y lo besó. (…) Pero el padre ordenó a sus siervos:
“¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo en el
dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero más gordo y mátenlo
para celebrar un banquete. Porque este hijo mío estaba muerto, pero
ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado.” Así
que empezaron a hacer fiesta.
Dios siempre se acuerda de Sus hijos, para
Él cada uno es importante. Aunque cometamos errores, Él no se olvida de lo que
somos para Él, por más ingratos que cada uno seamos con Él. El Señor está
pendiente de ti, de mí, deseoso de formar parte de nuestra vida.
En ambos ejemplos, fue la gloria de Dios en
la vida de cada uno.
Santiago
4: 1-6 ¿De dónde surgen las guerras y los
conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro
de ustedes mismos? Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no
pueden obtener lo que quieren. Riñen y se hacen la guerra. No tienen, porque no
piden. Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para
satisfacer sus propias pasiones. ¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad
con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se
vuelve enemigo de Dios. ¿O creen que la Escritura dice en vano que Dios ama
celosamente al espíritu que hizo morar en nosotros? Pero él nos da mayor
ayuda con su gracia. Por eso dice la Escritura: «Dios se opone a los
orgullosos, pero da gracia a los humildes.
Gracia es el recurso divino con el que
contamos todos los días de nuestra vida. A los hijos, Dios da mayor gracia. En
los momentos difíciles, Dios está contigo. La Gracia indica la victoria en tu
vida. Dios siempre está dando solo hay que apoderarse.
La pobreza espiritual es porque no
recibimos la gracia de Dios, porque no le dedicamos tiempo a Él. Los milagros
de Dios están por donde vamos porque Su presencia va con nosotros. Es necesario
que te respondas esta pregunta: ¿estoy dejando que Satanás me arrebate algo
que Dios quiere darme?
Sea que vivamos o sea que muramos, somos de
Dios para siempre.
Hay dos cosas importantes: 1. Los
pensamientos de Dios; y 2. Los pensamientos del diablo. Por lo tanto, es
preciso que clamemos los unos por los otros. Si el primer tiempo fue pequeño,
el segundo tiempo será grande.
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