Las pequeñas decisiones forjan el
fundamento a grandes cosas. Por ejemplo: ¿cómo cuidar tu cuerpo?, ¿cómo cuidar
tu tiempo?, ¿con quién hablarás?
Un ejemplo de decisiones acertadas lo
encontramos en el libro de Daniel.
Daniel
1:8-17 Pero Daniel se propuso no contaminarse con la comida y el vino del rey,
así que le pidió al jefe de oficiales que no lo obligara a contaminarse.
Y aunque Dios había hecho que Daniel se ganara el afecto y la simpatía del jefe de oficiales, éste se vio obligado a
responderle a Daniel: «Tengo miedo de mi señor el rey, pues fue él quien te
asignó la comida y el vino. Si el rey llega a verte más flaco y demacrado que
los otros jóvenes de tu edad, por culpa tuya me cortará la cabeza.» El jefe
de oficiales le ordenó a un guardia atender a Daniel, Ananías, Misael y
Azarías. Por su parte, Daniel habló
con ese guardia y le dijo: «Por favor, haz con tus siervos una prueba de diez
días. Danos de comer sólo verduras, y de beber sólo agua. Pasado ese
tiempo, compara nuestro semblante con el de los jóvenes que se alimentan con la
comida real, y procede de acuerdo con lo que veas en nosotros.» El guardia aceptó la propuesta, y los
sometió a una prueba de diez días. Al
cumplirse el plazo, estos jóvenes se veían más sanos y mejor alimentados que
cualquiera de los que participaban de la comida real. Así que el
guardia les retiró la comida y el vino del rey, y en su lugar siguió
alimentándolos con verduras. A estos
cuatro jóvenes Dios los dotó de sabiduría e inteligencia para entender toda
clase de literatura y ciencia. Además, Daniel podía entender toda visión y todo
sueño.
Daniel demandó un cambio de menú para él y
sus amigos proponiendo a su cuidador comprobar que su petición era una buena
idea. Todo esto lo hizo para mantener su pureza respecto a los alimentos y
seguir obedeciendo los mandamientos de Dios. Es decir, el confiaba en el
propósito de Dios para la situación que estaban pasando aun sin saber que Dios
recompensaría esa pequeña decisión pero que implicaba un riesgo.
Cuando uno deja de confiar en que Dios nos ama, no puede creer en que Dios tiene algo por hacer para cada uno. Dios no te olvida aunque estés pasando los peores desiertos.
Salmos 94:14 El SEÑOR no rechazará a su pueblo; no dejará a su herencia en el abandono.
Salmos 89:31 si violan mis estatutos y no observan mis mandamientos, con vara castigaré sus transgresiones y con azotes su iniquidad. Con todo, jamás le negaré mi amor, ni mi fidelidad le faltará. No violaré mi pacto ni me retractaré de mis palabras.
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