Juan
8: 1-11 Pero Jesús se fue al monte de los
Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo. Toda la gente se le
acercó, y él se sentó a enseñarles. Los maestros de la ley y los fariseos
llevaron entonces a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio
del grupo le dijeron a Jesús: —Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el
acto mismo de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres.
¿Tú qué dices?
Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa,
para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a
escribir en el suelo. Y como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó
y les dijo: —Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
E inclinándose de nuevo, siguió escribiendo en el suelo. Al oír esto, se fueron
retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos, hasta dejar a Jesús
solo con la mujer, que aún seguía allí. Entonces él se incorporó y le preguntó:
—Mujer, ¿dónde están? ¿Ya nadie te condena? —Nadie, Señor. —Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar.
1.
PERDÓN: ni yo te condeno, no peques más.
Dios quiere perdonarte. Su sangre es más que suficiente para perdonar cualquier
pecado. Es necesario cerrar el pasado que nos condena. El enemigo tiene trampas
para llevarnos a la muerte.
Marcos
5:25-29 Había entre la gente una mujer que
hacía doce años padecía de hemorragias. Había sufrido mucho a manos de varios
médicos, y se había gastado todo lo que tenía sin que le hubiera servido de
nada, pues en vez de mejorar, iba de mal en peor. Cuando oyó hablar de Jesús,
se le acercó por detrás entre la gente y le tocó el manto. Pensaba: “Si logro tocar siquiera su ropa, quedaré sana”. Al
instante cesó su hemorragia, y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado
libre de esa aflicción.
2. RESTAURACIÓN: comienza desde el momento
que creemos por fe y no por lo que hemos experimentado, entonces comenzamos a
actuar, a hacer algo, a dar un paso de fe, creyendo que Dios es poderoso para
hacer cualquier milagro en nuestra vida. Entonces la mujer con gran esfuerzo
toco el borde del manto de Jesús y fue salvada y restaurada.
Lucas
7:36 Uno de los fariseos invitó a Jesús a
comer, así que fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Ahora bien,
vivía en aquel pueblo una mujer que tenía fama de pecadora. Cuando ella se enteró de que Jesús
estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de alabastro
lleno de perfume. Llorando, se arrojó a los pies de Jesús, de manera que se los
bañaba en lágrimas. Luego se los secó con los cabellos; también se los besaba y
se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había
invitado dijo para sí: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la que lo
está tocando, y qué clase de mujer, es: una pecadora.»
Entonces Jesús le dijo a manera de
respuesta: —Simón, tengo algo que decirte. —Dime, Maestro —respondió. —Dos
hombres le debían dinero a cierto prestamista. Uno le debía 500 monedas de
plata, y el otro 50. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los
dos. Ahora bien, ¿cuál de los dos lo
amará más? —Supongo que aquel a quien más le
perdonó —contestó Simón. —Has juzgado bien —le dijo Jesús.
Luego se volvió hacia la mujer y le dijo a
Simón: — ¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies,
pero ella me ha bañado los pies en lágrimas y me los ha secado con sus cabellos.
Tú no me besaste, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies.
Tú no me ungiste la cabeza con aceite, pero ella me ungió los pies con perfume.
Por esto te digo: si ella ha
amado mucho, es que sus muchos pecados le han sido perdonados. Pero a quien
poco se le perdona, poco ama.
Entonces le dijo Jesús a ella: —Tus pecados
quedan perdonados.
Los otros invitados comenzaron a decir
entre sí: « ¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?» —Tu
fe te ha salvado —le dijo Jesús a la mujer—; vete en paz.
3.
SALVACIÓN: Nuestro Señor Jesús conoce
nuestras lágrimas, Él no es indiferente a nuestro dolor.
Todos queremos
hacer algo por Jesús pero lo más importante y principal es adorarle verdadera y
profundamente.
Lucas
7:11 Cuando ya se acercaba a las puertas del
pueblo, vio que sacaban de allí a un muerto, hijo único de madre viuda. La
acompañaba un grupo grande de la población. Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: —No llores. Entonces
se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron, y Jesús
dijo: —Joven, ¡te ordeno que te levantes! El muerto se incorporó y comenzó a
hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.
4. CONSUELO: Nuestro Señor Jesucristo no
va a quitarnos nuestros sueños, ni lo que más amamos. Jesús hace que lo que
estuvo muerto cobre vida nuevamente porque Él piensa en cada uno y tiene un
propósito para cada uno. El está para darnos consuelo en todo tiempo. El está
vivo.