martes, 4 de marzo de 2014

AUTORIDAD

Efesios 1:3 Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.

Dios nos bendijo con toda bendición espiritual. No podemos estar sobre el colchón de la autoridad espiritual y morir desnutridos porque no sabemos cómo usarla. La autoridad.

Mateo 10:1 Reunió a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar a los *espíritus malignos y sanar toda enfermedad y toda dolencia.

Al enemigo (Satanás) no le interesa que sepamos que tenemos autoridad. Pero somos herederos del Reino de Dios y por eso Dios nos ha dado autoridad para encomendarnos la tarea de sus discípulos.

Mateo 10:41-43 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los que *pecan y hacen pecar. Los arrojarán al horno encendido, donde habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán en el reino de su Padre como el sol. El que tenga oídos, que oiga.

Lucas 10:19-20 Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño. Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo.

Dios nos ha dado autoridad sobre toda fuerza del enemigo. Estamos investidos de esa autoridad y detrás esta Jesucristo. Dios estará con nosotros hasta el fin del mundo.

Es preciso ejercer la autoridad que Dios ya nos ha entregado, con la que nos ha envestido para luchar contra las huestes de maldad y trabajar en cada cosa.

1 Pedro 5:8 Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.  Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos en todo el mundo están soportando la misma clase de sufrimientos.

Es necesario mantenerse en el rebaño de Dios para que el ataque del enemigo pueda ser soportado, cuando venga. El enemigo aprovecha cuando nos alejamos del rebaño.

La autoridad no es solo para personas privilegiadas sino para todos quienes aceptan a nuestro Señor Jesucristo como único Salvador de nuestras vidas y por lo tanto, reciben la potestad de ser hechos hijos de Dios.

*En mi boca esta la vida o la muerte. Lo que yo diga se hará. Si declaro bendición, Dios lo hará.


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