jueves, 27 de marzo de 2014

MÁS Y MÁS

Efesios 3:20-21 Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros, ¡a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos! Amén.

Dios usa las cosas que no entendemos para bendecirnos.

2 Samuel 9:1-13 El rey David averiguó si había alguien de la familia de Saúl a quien pudiera beneficiar en memoria de Jonatán (…) —¿No queda nadie de la familia de Saúl a quien yo pueda beneficiar en el nombre de Dios? —volvió a preguntar el rey.

—Sí, Su Majestad. Todavía le queda a Jonatán un hijo que está tullido de ambos pies —le respondió Siba. (…) Entonces el rey David mandó a buscarlo a casa de Maquir hijo de Amiel, en Lo Debar.  Cuando Mefiboset, que era hijo de Jonatán y nieto de Saúl, estuvo en presencia de David, se inclinó ante él rostro en tierra. (…)  —No temas, pues en memoria de tu padre Jonatán he decidido beneficiarte. Voy a devolverte todas las tierras que pertenecían a tu abuelo Saúl, y de ahora en adelante te sentarás a mi mesa. Mefiboset se inclinó y dijo: — ¿Y quién es este siervo suyo, para que Su Majestad se fije en él? ¡Si no valgo más que un *perro muerto! Pero David llamó a Siba, el administrador de Saúl, y le dijo: (…) Te ordeno que cultives para él la tierra y guardes la cosecha para el sustento de su casa. Que te ayuden tus quince hijos y tus veinte criados. En cuanto al nieto de tu amo, siempre comerá en mi mesa.

A partir de ese día Mefiboset se sentó a la mesa de David como uno más de los hijos del rey. (…) Tullido de ambos pies, Mefiboset vivía en Jerusalén, pues siempre se sentaba a la mesa del rey.

A pesar de que Mefiboset vivía en un basurero que era Lo Debar, la misericordia de Dios alcanzó su vida y por Su gracia, lo llevó a comer en la mesa real, a restituir lo que le había sido quitado por herencia como hijo de un rey.

Debemos creer en que Dios quiere bendecirnos porque El nos ve como hijos suyos y no podemos bajarnos de ese puesto porque pago un precio muy alto por nuestras vidas, la vida de Su propio Hijo, Jesucristo. Por lo tanto, gracias a eso somos reconciliados y hecho hijos de Dios y es nuestra responsabilidad considerarnos siempre hijos de Dios. El quiere sentarnos en la mesa, tomando la posición que nos designó.

Lucas 15:11-24 Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos le dijo a su padre: “Papá, dame lo que me toca de la herencia.” Así que el padre repartió sus bienes entre los dos. Poco después el hijo menor juntó todo lo que tenía y se fue a un país lejano; allí vivió desenfrenadamente y derrochó su herencia. Cuando ya lo había gastado todo, sobrevino una gran escasez en la región, y él comenzó a pasar necesidad. Así que fue y consiguió empleo con un ciudadano de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tanta hambre tenía que hubiera querido llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero aun así nadie le daba nada. Por fin recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de hambre!  Tengo que volver a mi padre y decirle: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo; trátame como si fuera uno de tus jornaleros.” Así que emprendió el viaje y se fue a su padre. Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó. (…) Pero el padre ordenó a sus siervos: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete. Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado.” Así que empezaron a hacer fiesta.

Dios siempre se acuerda de Sus hijos, para Él cada uno es importante. Aunque cometamos errores, Él no se olvida de lo que somos para Él, por más ingratos que cada uno seamos con Él. El Señor está pendiente de ti, de mí, deseoso de formar parte de nuestra vida.

En ambos ejemplos, fue la gloria de Dios en la vida de cada uno.

Santiago 4: 1-6 ¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos? Desean algo y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden obtener lo que quieren. Riñen y se hacen la guerra. No tienen, porque no piden. Y cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones. ¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios. ¿O creen que la Escritura dice en vano que Dios ama celosamente al espíritu que hizo morar en nosotros? Pero él nos da mayor ayuda con su gracia. Por eso dice la Escritura: «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes.

Gracia es el recurso divino con el que contamos todos los días de nuestra vida. A los hijos, Dios da mayor gracia. En los momentos difíciles, Dios está contigo. La Gracia indica la victoria en tu vida. Dios siempre está dando solo hay que apoderarse.

La pobreza espiritual es porque no recibimos la gracia de Dios, porque no le dedicamos tiempo a Él. Los milagros de Dios están por donde vamos porque Su presencia va con nosotros. Es necesario que te respondas esta pregunta: ¿estoy dejando que Satanás me arrebate algo que Dios quiere darme?

Sea que vivamos o sea que muramos, somos de Dios para siempre.

Hay dos cosas importantes: 1. Los pensamientos de Dios; y 2. Los pensamientos del diablo. Por lo tanto, es preciso que clamemos los unos por los otros. Si el primer tiempo fue pequeño, el segundo tiempo será grande.


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