lunes, 16 de noviembre de 2020

LA VIDA ES UNA BATALLA, UNA CARRERA, UN DEPÓSITO

 

Juan 17:14 yo les he dado tu palabra y el mundo los aborreció porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16 no son del mundo como tampoco yo soy del mundo. 17 Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad. 18 como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19 y por ellos, yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. 20 Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos 21 para que todos sean uno como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.

Nuestra vida está en las manos de Dios. No somos del mundo y nos enfermamos, pasamos hambre, sin trabajo y dificultades, por eso Dios en todo nos sustenta. Somos enviados a este mundo con un propósito, somos separados y santificados.

Todo creyente se vuelve hijo de Dios cuando cree en Jesús como su Salvador personal. No basta creer cualquier cosa, sino en la vida y obra redentora de Jesús y somos bendecidos, somos formados como hijos de Dios. Por ejemplo, cuando adoptamos a alguien de la calle es legalmente nuestros hijo, pero tienes que enseñarle todas las normas de tu casa. Tenemos que ser formados para comportarnos como hijos de Dios. Tienes que enseñarle todo lo que eres tú como hijo. Nuestro propósito glorifica a Dios. Cuando perteneces a un grupo donde eres trabajado y mantenido con el enfoque en Dios, la enseñanza trata con tu fe, pero el discipulado trata con tu conducta. 

2 Timoteo 4:6-8 porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano 7 he peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8 por lo demás, me esta guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día, y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

La vida es una batalla, una carrera, un depósito donde guardas la fe. Tienes que pelear, correr y guardar.

Se debe vivir con la perspectiva correcta, la vida es una batalla, una carrera, un depósito.

Toma decisiones inteligentes, obtén información correcta y consulta a la gente correcta. Si la vida es una batalla hay que ir como un soldado, no como un civil, los soldados no se rinden y no dejan atrás a nadie. Un soldado se mueve por convicciones. Se mueve con valor y autoridad, a pesar del miedo, por encima de la incredulidad, desánimo y cansancio. Caminas bajo autoridad y ejerces autoridad sobre las circunstancias y temores.

Eres un atleta, debes ser disciplinado, no como un aficionado sino que entrenas constantemente. Dios nos hizo capaces de todo, pero unos entrenan otros no, por eso consiguen. Entrenas todo el tiempo para enfrentar cada circunstancia. Disciplina es orden, limpieza y cumplimiento. Tienes que correr tu carrera y no dejarla a la mitad, tienes que entrenar para alcanzar metas.

La vida es un deposito, debes ser un guardador. Dios depositó en ti dones, talentos, vidas, recursos, estamos llenos de cosas dadas por Dios, tenemos que entregarlas. Genera un ambiente confiable, no estamos para condenar sino para ser instrumento para sacar lo que está dentro oculto causando dolor y problemas, para resolver los enredos. No mates los sueños de otros, todos buscan lo suyo y pisotean a cualquiera, por eso tú debes ser confiable. Se productivo y multiplica todo lo que Dios te dio.

1 Corintios 4:2 ahora bien, se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel.

Nuestra confianza debe estar toda en Dios, todo lo demás son medios que Dios usa para poner las cosas en tus manos, en el depósito del Reino de Dios que mora en ti. Mira hacia dentro, no pretendas hacer las cosas solo. Somos administradores, por eso debemos conocer todo lo que hay en el depósito para activarlo y multiplicarlo. Guardarlo significa ponerlo por obra. Ser hallado fiel es soportar el paso del tiempo, haciendo lo que tienes que hacer, para lo que fuiste encomendado.

No hagas ejercicio porque vas a cansarte, nada más entrena para fortalecerte.



Tomado de la predicación del P. Roberto Dávila del 09/08/20

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