viernes, 23 de agosto de 2019

ADORAR ES ENTRAR EN PRESENCIA DE DIOS

Dios quiere Su Espíritu conectado con el nuestro. por eso debemos evitar las distracciones.
La adoración no es un sacrificio aunque requiere sacrificio. Sin derramamiento de sangre, no hay remisión de pecados. En el Reino de Dios no hay solidaridades sino diseño de Dios y eso es lo que debemos encontrar; por eso la obra de Cristo fue perfecta porque fue hecha como Dios pedía. Cristo terminó su obra, nunca renunció, por eso fue aceptada por Dios, el Padre.

Nuestra adoración debe tener un sentido y dejar de ser lo que los demás hacen.
 
Adorar es creer y declarar los atributos de Dios, cuando lo hacemos, reconocemos quién es El y le entregamos nuestra voluntad y corazón, entonces Su gloria empieza a manifestarse, cuando nos entregamos, no solo en la iglesia sino fuera de ella. Nuestras vidas se convierten en actos de continua adoración mediante los que honramos a nuestro Padre Celestial o todo lo contrario, actos de deshonra que evidencian que nuestra adoracion no es para El porque no son conforme a Él, en espíritu y verdad.
 
La Presencia de Dios es permanente, Su Gloria se atrae.
La Presencia puede sentirse mas no verse, en Su compañía junto a cada uno pues El habita en nosotros y junto a nosotros todos los días de nuestras vidas.
La Gloria se manifiesta en la provisión puntual y particular para cada circunstancia de nuestras vidas, es la voz que nos direcciona y que se hace evidente en un ambiente determinado, y eso debemos aprender a crear, generar un ambiente donde se mueva Su Gloria.
 
Dios quiere que se mueva Su Gloria, solo busca personas que le hagan caso.
 
Tomado de la predicación del P. Roberto Dávila del 23/07/2017

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