Números 16: 45-48 Apartaos de en medio de esa congregación y los consumiré en un momento. y ellos se postraron sobre sus rostros, y dijo Moisés a Aarón: toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y ve pronto a la congregación, y has expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová, la mortandad ha comenzado. Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad había comenzado en el pueblo; y él puso incienso e hizo expiación por el pueblo y se puso entre los muertos y los vivos y cesó la mortandad.
Apocalipsis 8:3-5 otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. Y el ángel tomo el incensario, y lo lleno del fuego del altar, y lo arrojo a la tierra, y hubo truenos y voces y relámpagos y un terremoto.
Las oraciones de los santos son el detonante para que se cumplan las cosas. Debemos reconocer y recordar la solemnidad de los tiempos de Dios, la salvación que has recibido por el Señor Jesucristo, no tomar a la ligera este tiempo sino como algo muy serio, como todo lo referente a Dios.
Este es el poder de la oración, está delante de Dios como incienso, por eso debemos buscar la dirección del Espíritu Santo para orar según la voluntad de Dios para que sean fragantes delante de Él.
En este tiempo de confinamiento, Dios nos ha obligado a quemar incienso, a orar. Este es el tiempo que Dios se ha provisto para escuchar a los santos, a los apartados para El, para preparar a Su iglesia para todo lo que ha de venir.
Tomado de la enseñanza del P. Roberto Dávila del 01/04/20
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