martes, 28 de abril de 2020

NO HAY LUGAR MÁS GRANDE QUE ESTAR A LOS PIES DE CRISTO

Salmo 119:62 A medianoche me levanto para alabarte, Por tus justos juicios.
La oración es una herramienta poderosa, no es un deseo sino una determinación, es una disciplina que se mantiene aunque no se desee.
 


Lucas 11:1 Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.

Jesús inspiraba a la oración, por eso sus discípulos le pidieron que les enseñara a orar. Jesús necesitaba orar, nosotros más todavía. No es una práctica religiosa es una necesidad del alma, es un entrenamiento y aprendizaje.

Lucas 11:9 Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 10 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 11 ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?

Es necesaria una actitud determinada y agresiva para orar. Y le dio lo que necesitaba no lo que deseaba.

Isaías 65:24 Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.

Dios está esperando encontrarse con nosotros por medio de la oración. Por eso debemos tener compromiso, disciplina e insistencia respecto a la oración.

La oración es un lugar de encuentro con Dios, a donde llegas en busca de dirección, es una dimensión donde podemos encontrarlo en cualquier momento.
La oración es un lugar de intercambio,
entre Dios y las personas. Puedes llegar a este lugar a entregarlo todo, y recibirás paz a través de una Palabra de Dios.

Filipenses 4: 6-7 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

La oración es un lugar de adoración, un altar que se edifica con el esfuerzo de cada uno. De hecho, nosotros somos las piedras vivas de ese altar, nuestras vidas son las ofrendas que ponemos en ese altar para adorar, nuestros tiempo, talento y tesoros. Cuando amamos a Dios, queremos conectarnos con El para entregarnos y Jesús nos espera y desea que le dediquemos nuestro tiempo.
 
Génesis 12:7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.

La oración es un lugar de llaves, esto quiere decir, de revelación, donde los cielos se abren y Dios nos entrega todas las herramientas que necesitamos, la dirección profética para encontrarnos con sus promesas y dejar de vivir por pronósticos. El cerebro y el corazón no quieren adaptarse a la revelación. Debemos creer que El es fiel y lo hará.

Para orar bajo la voluntad de Dios hay que leer Su Palabra, la Biblia; ahí están Sus pensamientos para saber cómo orar y que nuestra oración no sea solo escuchada sino respondida, El te dará la forma, el diseño, la estrategia, etc. Pregúntale.

1 Juan 5: 14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. 

La oración es una lugar de acceso, como una puerta a la Presencia de Dios, al mundo espiritual, donde pelear las batallas, donde podemos ir como ofertantes en lugar de demandantes.


Tomado de la enseñanza del P. Roberto Dávila del 26/03/20

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