jueves, 14 de noviembre de 2019

TERMINÓ LO QUE SE PROPUSO HACER

 
Nuestros éxitos y fracasos son vistos por todos, hacia el exterior cuando ya los alcanzamos; sin embargo, para llegar a verse debajo de ellos hay una serie de circunstancias, una estructura completa y compleja, necesaria para que se sostengan; y aún así, tanto los éxitos como los fracasos son temporales. A diferencia de los logros que son esas pequeñas victorias personales, satisfactorias que nadie alcanza a ver pero que nutren nuestra autoconfianza y nos animan a seguir avanzando, que nos van transformando y dejándonos experiencias y aprendizajes invaluables.
 
 
 
Muchas veces nos encontramos en estaciones de nuestra vida en las que necesitamos reinventarnos, renovarnos en el espíritu de nuestra mente para poder avanzar a nuevos horizontes, es cuando necesitamos hacer una ingeniería inversa de nuestros éxitos y fracasos, revisar todo lo que fue necesario luchar, trabajar, resistir, vivir para conseguir esas metas. Y en especial, ver cómo la mano de Dios fue guiando nuestros pasos y sosteniendo nuestra vida a lo largo de cada proceso.
 
Recuerda cada día tú identidad como hija e hijo escogidos de Dios y las hermosas promesas que tenemos en Su Palabra. Apodérate de ellas y vívelas, entonces darás gloria al que es digno de toda Gloria.
 

Tomado de la enseñanza del Pr. Roberto Dávila del 09/06/19

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