miércoles, 9 de octubre de 2019

EL DIOS DE TUS PADRES

Éxodo 3:9-10 El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.
 
Cuando Moisés fue a Israel, no todos lo aceptaron, incluso iban contra él cuando Faraón los oprimía. Aun así, Moisés NO desistió.
 
Hay áreas de nuestra vida que son liberadas con la mano fuerte de Dios. Entonces empezamos a aprender a escuchar el corazón de Dios para hacer lo que El tiene para cada uno y como El dice que sea hecho.
 
Mientras Moisés iba a cumplir lo que Dios le mandó, El puso las personas y cosas que necesitaba para lograrlo. Dios dejó una huella en Abraham, en Isaac y en Jacob y hacía que Moisés lo recordara.
 
Dios marca algo distintivo en tu vida. Cada uno conocemos a Dios de manera diferente.
 
Dios de Abraham = el Amigo que lo ayudó y acompañó en su soledad.
Dios de Isaac = el confiable Cumplidor de Sus promesas
Dios de Jacob = Quien lo transformó en Israel.
 
En Cristo somos olor fragante.
 
Las cosas que son para Dios deben hacerse rápido. Dios NO espera si NO estás diligente para cumplir. Dios no mira tanto la capacidad sino el carácter. El carácter comunica y genera confianza.
 
Dios prueba tu obediencia, como en el caso de Abraham, Lot era un obstáculo, Dios le había dicho que saliera de su tierra y su parentela, él solo; pero Abraham se llevó a Lot. Hay cosas que deben ser quitadas para que Dios opere en nuestra vida. Relaciones esclavizantes que nos obstinamos en mantener cuando Dios nos dio libertad.
 
Todo sacrificio, a la verdad CUESTA, pero lo haces porque estás convencido que alcanzarás algo valioso. No obstante, cuando deja de costarte y empieza a dolerte, ya NO lo estás haciendo por amor.
 
Dios no se olvida de quien eres, aunque te cambió el nombre.
 
Tomado del mensaje del P. Roberto Dávila del 30/09/18

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