1 Timoteo 4:13-15 Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.
La voluntad de Dios es que lleves mucho fruto.
Ocúpate en la lectura, exhortación, enseñanza, no descuides el don. Ocúpate.
Dios pone el fruto del Espíritu, no es producido por nosotros mismos. Nosotros llevamos el fruto que es obra del Espíritu Santo. Cuando no lo llevamos son manifiestas las obras de la carne. No permitamos que las obras de la carne se manifiesten. por eso hay que tener comunión con el Espíritu Santo para llevemos Su fruto y se manifieste.
La única manera de llevar fruto es ser discípulos de Jesús. Permanecer en Jesús. Esto es ocuparse en Jesús, en el don. Ocuparse de las cosas de Dios es sembrar para la eternidad. La mente ocupada esta protegida del diablo.
Ocuparse es prepararse, su enemigo es la pereza. Muchos no pueden recibir el mensaje de Dios porque nosotros no estamos preparados para dar el mensaje.
Prepararse es enfocarse en el hoy para el mañana, es una inversión para el futuro, aumentando la eficiencia y la confianza en nosotros mismos y en lo que hacemos.
Reparar obliga a enmendar, genera desánimo, es un gasto, esta en el pasado, pierdes tiempo, te desanimas. Este es el precio que tenemos que pagar por no estar preparados.
Dios va a hacer diferencia entre egipcios e israelitas, entre el que sirve y el que no sirve. Para llegar, hay que recorrer el camino, es época de volver a soñar, de ponerse serio con el servicio a Dios.
La fe no apuesta sino arriesga. Según lo que escuchas, tomas las decisiones. Determínate a hacer lo que Dios quiere que hagas. Prepárate como Josué pidió que se prepararan antes de entrar a la tierra prometida.
Tomado del mensaje del P. Roberto Dávila del 02/12/18
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