domingo, 3 de julio de 2016

DIOS DESEA BENDECIRNOS

Todos podemos tener en abundancia las bendiciones de Dios en la medida en que estemos dispuestos a recibir. 

2 Reyes 4:1Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos.

Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite.
Cuando los recursos escasean, ponemos en manos de Dios lo poco que tenemos, puede ser el principio inagotable de recibir las abundates bendciones de Dios en todo tiempo.
El le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas.
Eliseo dijo a la viuda que pidera todas las vasijas que pudiese porque el deseo de Dios es colmar de ricas y abundantes bendiciones de acuerdo a la medida de la fe. 
Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.
Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite.
Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.
La viuda determinó cuánto era suficiente. Al no haber más vasijas vacías el aceite cesó. La escasez o abundancia lo determinamos cada un en a medida de nuestra fe y diligencia. Las bendiciones cesan cuando pedimos con las manos cerradas.
Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.
Al cumplir nuestros compromisos y obligaciones hacemos lo correcto. El resto es vivir por fe, sin afanes ni ansiedades, sabiendo que todo lo demás vendrá por añadidura.
La verdadera riqueza no está en lo que tenemos, sino en lo que hacemos con eso. Pobre es aquel que vive acumulando y guardando pero ha perdido su relación con Dios. No se puede recibir con mentalidad de pobreza, recibimos de acuerdo a nuestras posibilidades.
Romanos 8:14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

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