miércoles, 13 de julio de 2016

INTEGRIDAD

La integridad es uno de los valores que marcan el camino por el cual iremos como cuerpo de Cristo en la Tierra.

Salmo 15:1-5 ¿Quién, Señor, puede habitar en tu santuario?, ¿Quién puede vivir en tu santo monte? Sólo el de conducta intachable, que practica la justicia y de corazón dice la verdad; que no calumnia con la lengua, que no le hace mal a su prójimo ni le acarrea desgracias a su vecino; que desprecia al que Dios reprueba, pero honra al que teme al Señorque cumple lo prometido     aunque salga perjudicado; que presta dinero sin ánimo de lucro, y no acepta sobornos que afecten al inocente. El que así actúa no caerá jamás.

¿Cómo manifestamos integridad o en qué circunstancias?

Si diariamente nos presentamos delante de Dios, confesando nuestros pecados y debilidades, asegurándonos de mostrar un arrepentimiento genuino y confiando en la misericordia de Dios, que es nueva cada día.
Job 1:5 Una vez terminado el ciclo de los banquetes, Job se aseguraba de que sus hijos se purificaran. Muy de mañana ofrecía un holocausto por cada uno de ellos, pues pensaba: «Tal vez mis hijos hayan pecado y maldecido en su corazón a Dios.» Para Job ésta era una costumbre cotidiana.

Dios declara lo que somos y hacemos en Su nombre.
Job 1:8 ¿Te has puesto a pensar en mi siervo Job? —volvió a preguntarle el Señor —. No hay en la tierra nadie como él; es un hombre recto e intachable, que me honra y vive apartado del mal.

Que seamos fieles a Dios no se refiere a estar libres del sufrimiento, de las dificultades y de las pruebas; al contrario, todo esto nos sobrevendrá pero para nuestra bendición.
Job 1:13-19 Llegó el día en que los hijos y las hijas de Job celebraban un banquete en casa de su hermano mayor. Entonces un mensajero llegó a decirle a Job: «Mientras los bueyes araban y los asnos pastaban por allí cerca, nos atacaron los sabeanos y se los llevaron. A los criados los mataron a filo de espada. ¡Sólo yo pude escapar, y ahora vengo a contárselo a usted!»
No había terminado de hablar este mensajero cuando uno más llegó y dijo: «Del cielo cayó un rayo que calcinó a las ovejas y a los criados. ¡Sólo yo pude escapar para venir a contárselo!» No había terminado de hablar este mensajero cuando otro más llegó y dijo: «Unos salteadores caldeos vinieron y, dividiéndose en tres grupos, se apoderaron de los camellos y se los llevaron. A los criados los mataron a filo de espada. ¡Sólo yo pude escapar, y ahora vengo a contárselo!»
No había terminado de hablar este mensajero cuando todavía otro llegó y dijo: «Los hijos y las hijas de usted estaban celebrando un banquete en casa del mayor de todos ellos cuando, de pronto, un fuerte viento del desierto dio contra la casa y derribó sus cuatro esquinas. ¡Y la casa cayó sobre los jóvenes, y todos murieron! ¡Sólo yo pude escapar, y ahora vengo a contárselo!»
Ante la adversidad, Job respondió:
Job 1:20-22  Al llegar a este punto, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la cabeza, y luego se dejó caer al suelo en actitud de adoraciónEntonces dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo he de partir. El Señor ha dado; el Señor ha quitado. Bendito sea el nombre del Señor!» A pesar de todo esto, Job no pecó ni le echó la culpa a Dios.
Continuó haciendo las mismas cosas que hacía cuando todo iba bien, conservó su integridad delante de Dios.
Job 2:3 ¿Te has puesto a pensar en mi siervo Job? —volvió a preguntarle el Señor —. No hay en la tierra nadie como él; es un hombre recto e intachable, que me honra y vive apartado del mal. Y aunque tú me incitaste contra él para arruinarlo sin motivo, ¡todavía mantiene firme su integridad!
Satanás no está contento hasta alcanzar su objetivo, hará cualquier cosa para que blasfemen contra Dios, pero si el corazón es íntegro no se pondrá en contra del Señor.
Job 2:7 Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor para afligir a Job con dolorosas llagas desde la planta del pie hasta la coronilla.
La persona íntegra sabe que de Dios viene todo y no le atribuye ni un ápice de gloria a Satanás, por el contrario, reconoce que Dios sigue siendo Dios a pesar de toda circunstancia.
Job 2:9-10 Su esposa le reprochó: —¿Todavía mantienes firme tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete! Job le respondió: —Mujer, hablas como una necia. Si de Dios sabemos recibir lo bueno, ¿no sabremos también recibir lo malo? A pesar de todo esto, Job no pecó ni de palabra.
Dios recompensa con bendiciones a los íntegros.
Job 42:10, 17 Después de haber orado Job por sus amigos, el Señor lo hizo prosperar de nuevo y le dio dos veces más de lo que antes tenía (...) Disfrutó de una larga vida y murió en plena ancianidad.
El anhelo de Dios es nuestro bienestar
Jeremías 29:11  Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor —, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.

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