viernes, 20 de septiembre de 2019

TRES LLAMADOS DEL DISCIPULO

1. Dios nos ha llamado para bendecirnos = nuestro destino NO es el fracaso
 
Proverbios 10:22 La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella.
 
No podemos ver la bendición sobre nosotros pero los demás la ven. Lo sientas o no, cada uno es bendecido. Cambia la perspectiva de ti mismo y declara que eres bendecido, en lugar de insistir con quejas y maldiciones sobre tu bendición. Bendecir es invocar el favor de Dios sobre alguien para prosperar; y sobre uno mismo.
 
Salmos 5:12 Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor.
 
La ira provoca daños y perjuicios pero cuando la controlas y la desechas, no. La ira se provoca, es una obra de la carne. El favor también se provoca, se activa por medio de la honra. No vemos las bendiciones porque no activamos el favor. Dios bendice a quien quiere.
 
2. Dios nos llamó a multiplicarnos, no solamente a evangelizar sino a hacer discípulos. Solo transmites lo que eres aunque puedes enseñar lo que sabes. Tu ejemplo hace más que tus palabras.
 
La estima por la bendición hacia las personas, implica hacer cualquier esfuerzo para alcanzarla. Como se esforzó Jacob para obtener la bendición de Esaú, Esaú era el primer hijo pero no valoró la bendición de su padre y vendió su primogenitura a Jacob por un plato de comida; por eso hoy decimos el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, en lugar de Esaú, porque Jacob fue el que recibió la bendición.
 
3. Dios nos llama a ser agentes de cambio, a cambiar atmósferas, a no quedarnos igual y que se note nuestro paso por cualquier lugar. A ser trascendentales y dejar el mundo mejor de lo que estaba.
 
Dios provee lideres sobre los cuales pondrá sus bendiciones. Las promesas de Dios son condicionales; cumple las condiciones y las bendiciones sobre tu cabeza se activan.
 
Salmo 45:2 Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; La gracia se derramó en tus labios; Por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
 
Los pensamientos y las palabras son poderosas, cuídalos porque se cumplen, tienen identidad propia. La palabra de Dios es viva y eficaz. Cuando dejas paso a las malas palabras, cambia tu semblante, tu rostro, tu tolerancia, tu actitud hacia la vida. No hables mal de lo que Dios te dio.
 
Tener la fe de Abraham que Dios suple la necesidad.
La fe no niega la realidad, sino que cree que Dios puede cambiarla. La excelencia de una persona es el rasgo de su fe.
 
Diezmar, sostiene la obra de Dios, si la casa tiene alimento, hay bendición.
Gálatas 6:6 El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.
Malaquías 3:10 Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.
 
Ofrendar = cada uno dé como propuso en su corazón.  
Todos tenemos algo que dar.
 
Eclesiastés 5:1,4-5 Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal. Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.
 
 
 
Tomado de la predicación del P. Roberto Dávila del 25/03/18

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