viernes, 10 de julio de 2020

LA IDENTIDAD NOS PERMITE SABER HACIA DONDE IR


No nos movemos por emociones, ni por lógica humana, ni por razonamientos; sino que somos espirituales, el Espíritu es quien nos dirige y nos ha revelado la verdad con el Padre. 

Mateo 16: 13-19 cuando llegó a la región de Cesárea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Le respondieron, unos dicen que es Juan el Bautista, otros que Elías y otros que Jeremías o uno de los profetas. Y ustedes, ¿Quién dicen que soy yo? tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente, afirmó Simón Pedro. Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, le dijo Jesús, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo. Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré mi iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos, todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.

No crecemos por la crítica de otros sino por la expectativa propia, un buen criterio de uno mismo que lo mantenemos con nuestro comportamiento.
 
 
 Factores que te definen:

Pensamiento, con esto dirigimos la vida, por eso la Escritura recomienda ‘renuévense en el espíritu de su mente'.

Emociones y sentimientos, provienen de sustancias químicas que se mueven en el cuerpo haciéndonos actuar. Las palabras nos reprograman, mueven nuestras emociones y sentimientos. La Palabra nos enseña ‘De tu boca no se apartará el libro de la ley’ porque son palabras de vida. Nuestra manera de hablar programa nuestro interior para alcanzar el éxito, un camino por donde vamos creciendo en potencial y desarrollo, sembrando semillas en otros, entonces somos exitosos.
 
Lo que hacemos también define lo que somos.
 
El entorno, el poder de influencia que hemos tenido sobre las personas, los lugares y las actividades que nos rodean. Cuando ha mejorado y hemos cooperado con el Espíritu de Dios para transformarlo y entra la Luz; o lo contrario, cuando hemos dejado que el entorno nos encierre y limite.
 
Aquello que decidimos ser, está basado en lo que Dios dice que somos y lo que nos ha dado, lo nuestro. Hay que saber qué podemos hacer con eso. Y si nos caemos, que sea hacia delante, para que sea una caída aprovechada para avanzar.

 Cuando decidas, no te muevas por temor. Dios te bendice cuando comienzas a caminar, no cuando llegas. Cuando te determinas a ser y das el paso, en base a lo que eres, lo que tienes y lo que puedes hacer según Dios.

 

 
Tomado de la enseñanza del P. Roberto Dávila del 24/05/20

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