martes, 21 de julio de 2020

NO ME JACTO DESMEDIDAMENTE

2 Corintios 12:6-9 sin embargo, no sería insensato si decidiera jactarme, porque estaría diciendo la verdad. Pero no lo hago, para que nadie suponga que soy más de lo que aparento o de lo que digo. 7 Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás para que me atormenta. 8 Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; 9 pero él me dijo: te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.

 


Parece que tu potencial no puede explotar del todo porque llevas un aguijón en tu carne, cosas que batallas en secreto, el pecado, malos hábitos que te hacen sentir sucio, imperfecto, incapaz para servir a Dios por completo, es algo que siempre tendremos que batallar, contra nosotros mismos tenemos que luchar, pero esto no es para alejarnos de Dios sino para que no nos enaltezcamos al ser usados por Dios y sepamos que es por gracia de Dios y no de nosotros mismos. No puede tocarte el diablo sin el permiso de Dios. Estos ataques no van a destruirte. La fe te enseña a permanecer a pesar de caer tantas veces.

Hebreos12:1 por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos de lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. 2 fijemos la mirada en Jesús, iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soporto la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

Para correr la carrera de la fe necesitas despojarte del peso y del pecado que nos asedia. El diablo te ataca cuando hueles a carne. Pon tus ojos en el autor de la fe. Ve a la cruz todos los días, bástate su gracia, estás siendo trabajado por Dios. Ya no ores para que Dios quite los aguijones sino para que abunde la gracia de Dios en ti. Esta es una carrera de paciencia puestos los ojos en Jesús.
 
Todo lo que tenemos es por la gracia de Dios, no renuncies por un día oscuro

Tomado de la enseñanza del P. Roberto Dávila del 26/05/20

No hay comentarios:

Publicar un comentario