miércoles, 22 de julio de 2020

SIEMPRE PREGÚNTATE ¿QUÉ APRENDÍ?

1 Timoteo 4:16 ten cuidado de ti mismo y de la doctrina, persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.
 
Cuidar el corazón de la iglesia era la preocupación de Pablo. Él tenía un corazón de paloma pero la piel de elefante.
 
 
 
¿De qué tendrías cuidado en esta pandemia? La gente tiene comezón de oír pero a nadie le gusta que lo confronten con la verdad. La sana doctrina sirve para instruir y enseñar un mensaje que sana y que salva, que restaura. Si tu doctrina no es sana y tu fe no es sana entonces es fingida.
 
Antes de Cristo éramos alma, cuerpo y espíritu, en ese orden; donde el alma se refiere a las emociones y el espíritu estaba muerto, separado de Dios. Con Cristo nos convertimos en espíritu vivo, alma en proceso de santificación y cuerpo. De aquí que una persona resentida refiere a alguien cuyas emociones están sentidas, este proceso sucede en el alma, en el ser natural, por eso debe ser trabajada; pero en lo espiritual solo vale tu creer porque a Dios se le cree y se le obedece, no se le entiende.
 
Es importante cuidarte a ti mismo, de las personas con quienes te rodeas. Identifica a quienes te restan llenándote de ideas negativas, los que te suman ayudándote en alguna situación difícil, quienes te multiplican te ayudan a usar lo que tienes en la mano para potenciarlo, o quienes te dividen.
 
Vamos detrás del pensamiento más predominante. Todo se cae y se levanta por el liderazgo. Los líderes son quienes buscan que sus seguidores crezcan y se desarrollen. Doctrina es un conjunto de enseñanza y costumbres, no puedes poner tus experiencias como doctrina para eso tenemos a la Palabra de Dios como base. Verifica tu doctrina y límpiala para que se mantenga sana.

 
Tomado de la enseñanza del P. Roberto Dávila de 28/06/20

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